domingo, 14 de febrero de 2016

Niños vintage

Que a los adultos nos gusta todo lo vintage está más que demostrado. Pero, ¿a los niños también les gusta los objetos de otras épocas?

A los adultos nos gusta lo vintage por su estética o porque nos recuerdan al pasado. A los niños, desde mi experiencia, les gusta porque sus ojos ven por primera vez objetos a los que los nuestros están completamente acostumbrados. No saben cómo se llaman cosas tan normales para nosotros como una máquina de escribir, un walkman o una bola del mundo. No saben para qué los usábamos ni cómo funcionan, pero desean probar, investigar y que les cuenten la historia de ese objeto.

La primera vez que vinieron los niños a dormir a casa, cogieron las máquinas de escribir y les llamaron: pianos, ordenadores, tabletas, letras... No entendían qué eran ni cómo debían tocarlas. Pero les llamaron tanto la atención que ahora, dos años después, siguen sacándolas cada noche que pasan aquí. Ya las llaman máquinas, pero siguen sin entender su funcionamiento. Siguen dándole a todas las letras a la vez, aporreándolas sin poner papel o haciendo competiciones a ver quién es el más rápido tecleando una única letra sin que todas las demás se les amontonen. 


Me gusta verles aprovechar unos elementos que en casa ahora ya sólo sirven como decoración y me gusta mirarles cuando juegan con cosas novedosas para ellos y las explicaciones que se dan uno al otro sobre cómo funciona o lo que hay que hacer con estos aparatos. Por suerte para ellos, en casa hay muchos elementos diferentes con los que poder jugar sin ser juguetes. Y por suerte para mí, no tengo nada celoso ni me preocupa que puedan romperse. Creo que los objetos están para usarse, siempre poniendo límites, límites que ellos tienen claros y que hacen que ni se acerquen a lo que no se puede tocar. 



Además de las máquinas de escribir, de vez en cuando se visten de futbolistas que ni saben que existieron. Futbolistas como Koeman o Henry quienes, en épocas muy diferentes, fueron referentes con su fútbol y en sus ligas. También se han vestido del Mallorca, del Baleares, del Barça, de selecciones... cada vez toca explicarles quién es el jugador que llevan a la espalda, sus equipos, sus características y por qué están dentro de mi armario de los tesoros!

Recientemente he traído a casa una bola del mundo con luz y en la que hay dibujados los animales típicos de cada zona o país. Esta se ha convertido en su nueva atracción. Dan vueltas y vueltas y se retan a buscar un determinado animal. El que lo encuentra corre hasta una punta de la casa cantando que lo ha encontrado. No sabrán de geografía, pero dando vueltas al mundo se pueden pasar una hora entera. 


Teniendo el ejemplo de estos tres sobrinos, creo que a los niños les gustan tanto o más que a nosotros los objetos vintage. Y les gustan más cuando pueden jugar y experimentar con ellos. Las novedades, aunque sea un trasto viejo, les llaman la atención y les devuelven a la maravilla de ser niño, al descubrir y abrir los ojos y la mente, a querer tocarlo y pasar horas inventando historias y abriendo al máximo su imaginación.